¿Se han percatado de cuanto detalle puede esconder una escalera de caracol? Seguro nunca antes había visto una incrustada en una torre diseñada exclusivamente para ella. La torre interior del castillo Muhlberg esconde varios secretos que permite conectarse con la inspiración y situación de la época en que fue construida.
El primer aspecto que salta a la luz es su diseño armónico y fluido. Cada piedra tallada exclusivamente para esta torre de caracol, fue traída en barco por el río Elba y ubicada una detrás de otra con gran meticulosidad alrededor de el eje vertebral que se va formando. No solo pensaron en la estética sino también en un diseño estratégico para defender hasta en los últimos detalles a las personalidades que aquí se resguardaban. Un recorrido en el sentido de las manecillas del reloj servía para evitar que los atacantes diestros pudieran blandir una espada, a diferencia de los defensores que tendrían la ventaja para hacerlo.
El diseño defensivo no termina allí, pues al escalar cada piso la altura del techo se va disminuyendo, haciéndose cada vez más bajita hasta llegar a la recámara del rey cuya altura es tan bajita que es necesario agacharse. Más aún, desde sus ventanas pequeñas ubicadas en un ángulo que se proyecta sobre todo el patio, es posible observar con facilidad todo sin ser visto, cualidades que hacen fácil la vigilancia y comunicar mensajes. Enormes ventajas para quienes tenían este conocimiento privilegiado, que nos recuerda que estos palacios estaban tanto al servicio del lujo y las comodidades como al servicio de la guerra y la protección.
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